Sin comparación con su contraparte omnívora
La receta de Arroz con Palmito es particularmente clásica en la cocina costarricense. ¿A cuántas reuniones de trabajo, reuniones familiares y celebraciones especiales hemos ido donde el plato principal es arroz con palmito y ensalada? Yo en lo personal tengo muchas en lista.
Aunque es difícil atribuir el origen exacto de la receta a un solo país, Costa Rica se destaca por una gran producción de palmito, lo que facilita su inclusión en la gastronomía local.
Como sabemos, la versión tradicional del arroz con palmito se prepara con lácteos: mantequilla para formar el roux (mezcla de harina grasa que se usa como base para varios tipos de salsa), leche de vaca (para formar la salsa blanca), crema de leche (para dar cremosidad y textura) y queso.
Hablando desde la química de los alimentos, los productos lácteos se utilizan en este tipo de preparaciones por su función aglutinante, debido a la combinación de sus proteínas, grasas y azúcares que, al calentarse, interactúan para formar una red estructural que mantiene unidos los ingredientes, dando cohesión y firmeza al platillo.
Evidentemente, en Nutrición Consciente vivimos bajo el principio ético de no al maltrato animal y ese tipo de ingredientes no los utilizamos; así que la propuesta de esta receta de Arroz con Palmito que le presento, no busca ser una “versión modificada” de la original.
Lo único que comparten es el nombre y por lo tanto, los dos ingredientes principales: arroz y palmito; pero por lo demás, esta receta se aleja de su contraparte omnívora en todos los aspectos nutricionales posibles, empezando por el aporte de grasa saturada y colesterol (sin mencionar la hinchazón y pesadez después de comer).
Además, esta receta de Arroz con Palmito realmente potencia el valor nutricional del palmito que es una buena fuente de fibra dietética y que contiene vitaminas como la C, B6, niacina, ácido fólico y minerales como potasio, hierro, zinc, fósforo y cobre.
La explicación de la química de alimentos la di, porque al no incluir ninguno de los productos de origen animal mencionados, esta receta no tiene la misma consistencia de un pastel de arroz.
Si para usted es importante la forma y quiere lograr que se mantenga firme y unido, considere agregar un aglutinante vegetal como 2-3 cucharadas de harina de garbanzo mezclada con agua, o un gel de chía o linaza (1 cucharada de semillas de chía o linaza molidas mezcladas con 3 cucharadas de agua). Además, presione bien la mezcla en el molde antes de hornear y refrigere el pastel para que repose de un día para otro antes de cortarlo y servirlo.
Yo honestamente no pude esperar a probarlo apenas lo saqué del horno, porque la delicia de olor en la cocina me tenía vuelta loca JAJAJA. Lo que definitivamente tiene garantizado con esta receta es el sabor y – por supuesto – la nutrición. Como para mí la forma es irrelevante, yo aceptaría esta preparación cualquier día en cualquier actividad o restaurante omnívoro sin dudarlo.
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